Los políticos peruanos que mienten como deporte, y los empresarios desesperados por vender masivamente, presentan un rasgo en común: tienen como ideología aquella máxima de Nicolás Maquiavelo, "El fin justifica los medios". No les importa pisotear al "otro", mentir descaradamente, ni perjudicar la imagen de un país, con tal de beneficiarse a sí mismo, o a su entorno inmediato.
El caso de la empresaria Susan Hoefken causa rabia en los peruanos cuya imagen se ha visto dañada por la revuelta mediática global. Y es que pareciera que se trató de una estrategia marketera, a fin de hacerle frente a la escasa venta de entradas a la Exposición de El Cuerpo Humano.
La avalancha informativa a escala mundial nos dejaba como ladronzuelos al acecho, impacientes por robar todo objeto que ostente el menos valor posible.
Hace falta agudizar los sentidos para percibir quienes intentan darsela de pendejos a costa de la imagen de un pais. El criollismo insano debe ser desterrado; la Ética, ser reinstaurada en las escuelas académico-profesionales, de donde egresan "empresarios" sin escrupulos, como Susan Hoefken. ¿Hacer un montaje seudoteatral para acaparar la atención mediática? "Que le caiga todo el peso de la ley", aunque en este país la ley sufra anoréxia, y los "faenones" tengan un catálogo de ventas a por mayor.
